martes, 26 de marzo de 2013

Crónica de un Reencuentro Inesperado

Hora de almuerzo, al fin. Había estado de aquí para allá toda la mañana, subiendo y bajando documentos, hasta se podría decir que había estado "trabajando". Antes de ir a comprar mi suculento arroz chaufa con sopa wantan, me detuvo el supervisor del área de Marketing para solicitar un proceso de selección para un diseñador gráfico. Me mordí la lengua para no responder que, de haber sido más decididos hace tres meses, ya tendrían uno. Sin embargo, como soy tan mentira eficiente, no es verdad le dije que no se preocupe, deberían despedirme que lo haría. no hago un carajo

¿Ya es hora de comer?

Regresé con mi almuerzo y me dispuse a comer mientras revisaba con pereza los mails que llegaban. Al dar click al siguiente, la cucharada de sopa que me metí a la boca (sin haberla soplado) me quemó las entrañas. En ese mail, la única respuesta que había era un "Qué carajo?".

¿quién chucha responde un mail de trabajo de esa manera?

Volví a leerlo, tratando de encontrar pista alguna de qué carajo estaba pasando cuando vi quién lo enviaba. Y, en efecto, era ella.

Las coincidencias eran demasiadas para dejarlas pasar.

Respondí el mail, esperando no cortar la comunicación. Por suerte, ella siguió respondiendo y yo haciendo un mal uso de las herramientas de trabajo (por un momento, pensé en enviarme un memorándum) al continuar la conversación. No hablamos de la vida pero deslicé la idea de juntarnos a conversar. Era una idea un tanto extraña para quienes no se habían visto en siete años (y no tenían deseos de hacerlo, por la agresividad de sus respuestas) pero igual lo hice. 

Mientras esperaba sus respuestas, miles de preguntas rondaban mi mente: ¿qué me motivó a responderle el mail?, ¿qué la motivó a mandarme un mail en primer lugar?, ¿qué pasaría en ese encuentro?, ¿nos agarraríamos a golpes o tendríamos una conversación civilizada sobre las mentiras y desengaños de nuestra adolescencia?, ¿entendería, por fin, a qué se debió tanto odio?, why can't be all be friendssss... ¿qué diablos con mi mente y sus preguntas cojudas?

déjate de mariconadas, oye

Mi jefa regañaba acerca de haberme tomado dos horas en terminar mi almuerzo y mi compañero juraba que me había dado cuenta de la torre de pruebas que tenía que corregir pero no me importaba nada. El mail con su respuesta definitiva había llegado.


Click.

lunes, 11 de marzo de 2013

Siete años después

Llevaba diez minutos pensando en si podía salir o no. Normalmente no era tan indecisa pero el calor y la probabilidad de que me vean escabulléndome durante el horario de oficina me perturbaba un poco. Decidí arriesgarme porque, bueno, YOLO.

Caminé sin rumbo al inicio, temerosa de ser reconocida por alguien en la calle, tener que completar una  aburrida conversación trivial para luego responder la siguiente pregunta "¿y tú no trabajas a esta hora?". Saqué mis audífonos, enmarañados como siempre y seguí caminando, mi mirada fija en mis manos tratando de desenredar uno de los mayores misterios del mundo.

genios trabajando, al parecer

No sabía por dónde iba pero quería ir lo más lejos posible. No había nada que hacer en la oficina excepto  responder llamadas de personas quejosas quejándose de lo inquejable de sus labores. Decidí ir a retirar dinero del banco y luego comprar una gaseosa helada, a lo mejor eso me animaría. Dirigiendo mis pasos hacia el banco más cercano, intenté entretenerme buscando una canción acorde a mis volátiles emociones, tarea por lo demás imposible. Pasó una, luego otra, luego otra más...

En eso, la vi.

Iba apurada, con la mirada fija al frente y llevando algo entre los brazos, no pude diferenciarlo. No me importó, tampoco porque era ella y no la había visto hace casi siete años. Me detuve por un segundo, pensando que me vería y bueno, no sé, luego el apocalipsis o un Evangelion caería entre nosotras.

sup, bitches

Y, a pesar que fue un segundo y ella siguió su camino, sentí que fue eterno. Seguí caminando, atontada y luego volteé. No pasó nada. Bueno, se me vino a la mente la parte final de la película "Meet Joe Black" pero no quise ser Brad Pitt rodando por los aires así que seguí caminando hacia el banco.

Algo sonaba a través de los audífonos pero ya no le di importancia.

Por fin me di cuenta que no era un mito, que aún estaba ahí.