Llevaba diez minutos pensando en si podía salir o no. Normalmente no era tan indecisa pero el calor y la probabilidad de que me vean escabulléndome durante el horario de oficina me perturbaba un poco. Decidí arriesgarme porque, bueno, YOLO.
Caminé sin rumbo al inicio, temerosa de ser reconocida por alguien en la calle, tener que completar una aburrida conversación trivial para luego responder la siguiente pregunta "¿y tú no trabajas a esta hora?". Saqué mis audífonos, enmarañados como siempre y seguí caminando, mi mirada fija en mis manos tratando de desenredar uno de los mayores misterios del mundo.
genios trabajando, al parecer
No sabía por dónde iba pero quería ir lo más lejos posible. No había nada que hacer en la oficina excepto responder llamadas de personas quejosas quejándose de lo inquejable de sus labores. Decidí ir a retirar dinero del banco y luego comprar una gaseosa helada, a lo mejor eso me animaría. Dirigiendo mis pasos hacia el banco más cercano, intenté entretenerme buscando una canción acorde a mis volátiles emociones, tarea por lo demás imposible. Pasó una, luego otra, luego otra más...
En eso, la vi.
Iba apurada, con la mirada fija al frente y llevando algo entre los brazos, no pude diferenciarlo. No me importó, tampoco porque era ella y no la había visto hace casi siete años. Me detuve por un segundo, pensando que me vería y bueno, no sé, luego el apocalipsis o un Evangelion caería entre nosotras.
sup, bitches
Y, a pesar que fue un segundo y ella siguió su camino, sentí que fue eterno. Seguí caminando, atontada y luego volteé. No pasó nada. Bueno, se me vino a la mente la parte final de la película "Meet Joe Black" pero no quise ser Brad Pitt rodando por los aires así que seguí caminando hacia el banco.
Algo sonaba a través de los audífonos pero ya no le di importancia.
Por fin me di cuenta que no era un mito, que aún estaba ahí.
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